Dedicado a Sano Ciríaco, estamos delante de un pequeño templo de una sola nave. En su interior guardia una ara romana que, según Rodríguez Colmenero, luce una “inscripción medio borrada que hace de pía de agua bendito. ES uno de los monumentos más antiguos y representativos del lugar. El dios allí venerado se llamaba Ralmueno o Palmueno y la dedicatoria del altar se la haría devotamente uno tal Melvio Flavino, el primero habitante de nombre conocido de la Pedrosa, que vivió hay unos 1800 años.”