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El barrio sur

Alrededor del s. III-II la. C. se iniciaría un segundo momento de ocupación del yacimiento en el que se ampliaría el poblado cara el oeste con dos antecastros que permitirían cuadriplicar el espacio original. En este momento las construcciones de madera dejarían paso a cabañas de piedra de planta circular, cuadrada y rectangular.

Estas cabañas tienen unas características diferentes respecto de otros poblados:

A. La amplitud media de las cabañas es de entre 3,5 y 4 m, frente a los 5,5 m de otros poblados centrales. La pequeñez de estas construcciones quizás se explique por un sistema de organización constructiva aterrazado, que opta por construir viviendas y construcciones adjetivas en distintos niveles del terreno.

B. No existen las habituales casas-patio, esto es, construcciones para usos múltiples habitadas por una familia y claramente separadas entre sí; en cualquier caso cada familia poseería varias construcciones.



Monedas serradas

De los tres numismas descubiertas hasta ahora en el castro, todos ellos de plata, los dos más antiguas presentan restos de corte realizados para comprobar la pureza de este metal precioso y evitar su falsificación. Para evitar esta práctica Roma incluso llegó a acuñar denarios dentados en el perímetro exterior realizados a mano antes del acuñado. Es lo que se conoce como nummi serrati (monedas serradas). La mayoría de las alteraciones físicas que presentan estas monedas romanas fueron realizadas para descubrir su alma, esto es, para confirmar su autenticidad. Durante la República (509-27 la. C) y a principios del Imperio (27 la. C.-284 d. C) fue común utilizar una hoja metálica para forrar las monedas, soldándolas o calentándolas. Los núcleos de las monedas o nummi eran sobre todo de cobre y, alguna vez, de hierro. Se cree que podían chaparse mediante su inmersión en plata líquida.